HERIDAS…

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En la vida nos encontramos, con heridas de todo tipo y en cada época son de un tipo. Cuando somos unos pequeñajos y disfrutamos corriendo y saltando, nuestras rodillas están llenas de señales, que así dan fé de esas vivencias. De niña recuerdo empezar el cole, con las piernas moraditas. Aún me salen hematomas, que no sé, ni dónde me he dado el golpe.

Conforme pasan los años, alguna herida de tipo emocional empieza a aparecer. Éstas también se curan, aunque en un primer momento hagan más daño, que ese corte que no deja de sangrar. Alguna que otra herida emocional, aún persiste, aunque el recuerdo no hace daño. Es una señal de que se ha vivido o que lo vivido generó esa señal. Las heridas emocionales, nos hacen crecer, enfrentarnos a la adversidad, de esa forma tenemos que curarlas, analizando las emociones, reflexionando sobre la situación que la genera, cuidándonos.

Las heridas del amor también están presentes, unas curan más rápidas que otras, hay que poner esfuerzo, medicinas, apoyo, para salir de ese bache. Al igual que las heridas físicas, requieren cuidados.

Con las heridas físicas me invaden pensamientos contradictorios. Pensar que el cuerpo es tan fuerte que aguanta golpes, dolores, cicatrices, hinchazones pero es tan débil que se rompe con un empujón o caída. Esas heridas que dejan cicatrices demuestran que estamos aquí, que vivimos, que actuamos, que queremos y nos queremos.

Todo el mundo ha tenido o tiene heridas, que éstas se hayan ido curando y estén cicatrizadas, dependen de su mayor o menor importancia, según nos afecte a nosotros o si hay «daños colaterales», si son profundas o no, si duran poco o mucho… y sobre todo si las curamos o nos las curan.

Es la vida…la vida nos tiene que dejar marca, nos tiene que señalar, para acordarnos de quiénes somos, de lo que hicimos, pensamos o sentimos.

31 comentarios en “HERIDAS…

  1. Alejandro Juroczko dijo:

    Uy cuanto para comentar respecto de estas lineas que has escrito.
    Elijo quedarme con una pensamiento, solo porque sí: el hecho de golpearme el cuerpo y que duela, me muestra que aún estoy vivo.
    🙂

    Gracias. En breve y si me lo permitís, voy -colgarme- de este artículo para escribir algo en mi blog, ya que me disparó pensamientos.
    ¿Me permitirás?

    Abrazote!!!
    Alejandro

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  2. Loredana ^.^ dijo:

    Hay cicatrices que por mas que lo intentas no se van y afectan a tu vida normal…a mi me dicen que siempre busco el cariño de un padre en mi vida ya que teniendo uno, no se comporto como debia, yo no lo veo así pero si me quedo pensando en ello.

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  3. Mukali dijo:

    Llevas mucha razón solo que a veces mientras se viven esas situaciones hay que armarse de paciencia y positividad, cosa bastante dificil pues en medio del ajo no se ve, ni se percibe lo valioso de lo que se esta aprendiendo, ni lo que nos cambiará como personas.

    Me ha gustado mucho la visión del post. Yo siempre prefiero las heridas físicas a las otras, pero sí, aquí hemos venido a rompernos y a volvernos a reconstruir las veces que toque, somos la parte resultante de todo lo vivido…y eso tambien es maravilloso a pesar de lo que duelan los golpes.

    Besos.

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