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Comparto el decálogo para formar delincuentes, es de Emilio Calatayud, incluido en su libro “Reflexiones de un juez de menores”, me ha resultado llamativo. Nos sirve para reflexionar acerca de la educación de hoy en día, de la necesidad de normas, de la transmisión de valores, lo bueno que es enseñar autonomía, responsabilidad, lo importante que es esforzarse, sentir que no todo sale como uno quiere, etc. Educar es complicado, más en una sociedad donde las prisas parecen ser la nota dominante y donde deberíamos poseer el arte de la paciencia para que con la práctica llegáramos al aprendizaje.
Ahí os lo dejo.
- Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
- No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
- Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
- No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
- Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
- Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
- Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
- Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
- Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
- Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.