INEXPLICABLEMENTE…

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Recibes una llamada y enseguida tu mente comienza a preguntarse, cómo es posible, cuándo va a ser y si estará en condiciones para desempeñar su puesto de trabajo. Toca ponerse a vigilar movimientos, actuaciones, horarios y comportamientos, con el fin de establecer cierto equilibrio, para que no vuelva a las andadas. No quiero pensar en cómo serán esos días, las pequeñas batallas para justificar ésto o lo otro.

Es complicado trabajar con personas que dudan de su entorno, que todo lo ven como una ofensa o amenaza, que dicen mentiras para crearse y creer en su mundo omnipotente. Es un tema peliagudo, manejar situaciones donde se utiliza demasiada palabrería, alguna que otra advertencia sin venir a cuento o el que se quiera imponer, constantemente.

Viva la paciencia, viva el autocontrol, el saber responder más o menos bien, el callar a tiempo y hablar cuando se tiene que hacer. Algunas personas tienen un puesto de trabajo que no se merecen, algunas personas no se cuidan a si mismas y emporcan lo que tienen a su alrededor. A otras personas les toca centrarse en el aquí y ahora, cumpliendo con lo programado, defendiendo lo acordado y buscando un sitio para «descargar», cuando la ocasión lo requiera.

Inexplicablemente, muchas veces los cambios consisten en pasar de estar bien a estar mal. Como tampoco se explica que, ciertas situaciones, se mantengan en el tiempo, a pesar de los esfuerzos realizados o bien, porque se intenta repasar con hilo y aguja, cuando el agujero es demasiado grande.