Se avecina tormenta, el sol se retira, las nubes aparecen, las gentes se quejan de su dolor de huesos, de repente sopla el viento y comienza a llover. Esto va de menos a más, cuando menos lo esperamos empiezan los truenos, pim, pam, pum, se ilumina el cielo y la mojadura está asegurada. Lo anterior si hablamos de agua, cuando hablamos de lo que pasa en tierra firme entonces los truenos son gritos de personas, los rayos, picos en la discusión y el agua, una verborrea incontenible que arrasa lo que tenga por delante.
Tras la tormenta viene la calma, pero hay que poner de parte de uno para que la situación retorne a un estado basal, sin molestar demasiado. Importante la calma,importante controlar los tiempos para que no estalle, importante pensar, repensar y respirar.
Tras ese estado de agitación, la calma, el silencio, incluso el frescor, se agradece. Las personas implicadas en la situación se relajan, observan el panorama con tranquilidad, deberían haber percibido que tras el rayo, aparecería el trueno, lo han olvidado.
Esto de aplacar tormentas, es costoso, conlleva esfuerzo, desengaños y ganas de gritar. Menos mal, que el esfuerzo merece la pena. Menos mal, que el buen tiempo se acerca. Menos mal que estas circunstancias dan pie a conversaciones.
Conversaciones que sorprenden de forma agradable, otras que asustan. Hablan de otras personas, de sus trabajos, de su vida con los hijos, de sus amores. Hablan para socializarse, para sentirse mejor, para expresar sentimientos, del pasado, de saludos y despedidas….
Estos días del mal tiempo hace que se converse, de cara a cara, o en sueños. Cualquier excusa es buena, con tal de que no se aproxime una tormenta y hacer que tan sólo llueva finamente y nos refresque la mente, el cuerpo y el espíritu.
Hay veces en las que cuesta ponerle al mal tiempo buena cara… Besitos
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Quiero sol,ya mismo.Qué hartura!!! Luego la gente anda ofuscada. Besotes
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Hay veces en las que cuesta ponerle al mal tiempo buena cara
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Yo cuando llueve estoy encantado, me gusta mucho, eso si, cuando dura mucho, también cansa. Y si yo veo una tormenta en silencio me retiro, para que no me toque. Así siempre estoy en calma. Un abrazo .
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Ayer tormenton y tremenda mojadura.A una que se le ocurre ir sin paraguas
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Mejor que llueva fino… las tormentas no me gustan… son bruscas y hay a quien incluso le asustan… es mejor suave y relajado… no es fácil…pero nadie dijo que lo fuera!!! Besos
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Esa lluvia si se agradece,jejeje.Besotes
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Que bonito lo que has escrito, rubia.
Y que dificil es como dices aplacar tormentas, pero merece la pena,
ya sabemos que tarde o temprano, se pasa.
Besos.
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Así lo veo yo,después la quietud, recompensa.Besotes, gracias por comentar
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La lluvia y la tormenta siempre llevan conversaciones, sentimientos que afloran y se exteriorizan 🙂 muy bonita entrada rubia. Besos.
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El tiempo acompaña a ello,es verdad.Besotes con rayo de luz,al fondo
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Preciosa imagen rubia 🙂
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«Al mal tiempo buena cara»
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Sonrisa de oreja a oreja,jajaja. Unabrazo
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La negritud de la tormenta a veces nos procura la agradable charla con café incluido alrededor de la mesa camilla o en torno al fuego, quizá necesitamos el sol pero las nubes también traen encanto.
Un abrazo.
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Y esa charla se propicia y es necesaria,sin dudarlo.Un beso
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Te he nominado para el premio bloguero con buen rollo 😉 . Aquí te dejo el enlace: https://corazontocado.wordpress.com/2016/05/12/bloguero-con-buen-rollo-1/
Un abrazo 😀
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